(20 de setimbre del 2020) El encuentro entre Alberto Fernández y Evo Morales reflotó el retorno de esta idea como experiencia de integración regional.
Esta idea se asocia con experiencias como las de la Unión Suramericana de Naciones (UNASUR), la cual si bien continúa en un estado de parálisis pleno (esta semana Ecuador -sede del organismo- oficializó su salida) fue el síntoma más palpable de una etapa donde la región se pensó desde el entendimiento de la integración a partir de una multiplicidad de agendas que buscan ir más allá de lo esencialmente económico-comercial.
El último ensayo de la “Patria grande” entonces responde a la denominada década progresista u ola rosa que tranFue en este período, cercano en el tiempo pero lejano en lo político, que países como Brasil, Argentina, Venezuela, Ecuador, Bolivia y Uruguay, entre otros, consolidaron un proceso iniciado sobre comienzos de siglo y que tuvo primero en la Comunidad Suramericana de Naciones y luego en UNASUR, su pico más alto. sitó América Latina. ( Nota de Daniel Maffey)
¿Cuándo comenzó la historia de la Patria Grande?
En 1826, el libertador Simón Bolívar convocó al Congreso de Panamá con el fin de buscar la unión o confederación de los estados de América, sobre la base de los anteriores virreinatos hispanoamericanos, en un proyecto de unificación continental, como lo había ideado el precursor de la independencia hispanoamericana Francisco de Miranda. Pero no fue hasta 1890, el 14 de abril, que se celebró la Primera Conferencia Internacional Americana, en la ciudad de Washington, estableció la Unión Internacional de las Repúblicas Americanas y su secretaría permanente, la Oficina Comercial de las Repúblicas Americanas, predecesora de la Organización de Estados Americanos (OEA).
Albergaban los ideales de paz, justicia social, solidaridad y hermandad, para el conjunto de los países.
El 30 de abril de 1948, los veintiún países suscribieron en Bogotá (Colombia) la Carta que estableció la OEA. Allí se determinaron sus propósitos esenciales:
. Afianzar la paz y la seguridad del Continente Americano.
. Promover y consolidar la democracia representativa dentro del respeto al principio de no intervención.
. Prevenir las posibles causas de dificultades y asegurar la solución pacífica de las controversias que surjan entre los Estados Miembros.
Durante los años ´30, la conmemoración del Día de las Américas llegó a ser un evento significativo. En todas las escuelas de las 21 repúblicas de la Unión Panamericana, se tomó como hábito que el 14 de abril se realizaran actos conmemorativos que tendieran a incrementar la conciencia de los estudiantes acerca de los pueblos y culturas en las naciones americanas.
En 1933, en la sede de la Unión Panamericana en Washington, se hizo entrega por parte del Gobierno de Venezuela de un busto de Francisco de Miranda, el cual en la actualidad se encuentra en el Salón de los Héroes del Edificio Principal de la OEA junto a los bustos de otros defensores de la independencia y soberanía de los Estados miembros.
En 1935, se reforzó la celebración desde el Consejo de la Unión Panamericana, mediante la firma del Pacto Roerich que protege, en tiempos de guerra, a los monumentos históricos y a las instituciones científicas y culturales
Los pueblos ancestrales llamaban Amaruka a este continente. Un líder aymara propuso la palabra de los Kuna de Panamá: Abya Yala (Tierra Fecunda) para hacer referencia a este continente indígena en contraposición a América. Hay quienes prefieren retomar la palabra Amaruka, principalmente por un sentido iniciático y espiritual, pues Amaru, es la serpiente emplumada hablada en todas las culturas, y que representa al alma conjunta de todo este continente. En este sentido, proponen que se le vuelva a llamar a este continente AMARUKA, la Tierra de la Sabiduría.
Tratar de volver a las raíces desde un lugar respetuoso de los saberes ancestrales, con el anhelo de incluir todas las cosmovisiones que han acunado este suelo es un reto que nos debemos para caminar, de espaldas al futuro mirando el pasado para no repetir errores y para aprender que todo este legado tiene un sentido histórico que no debemos pasar por alto.