En el siglo XXI, nadie se pregunta cómo nació la fotografía, ya que hasta un niño hoy puede sacarla con un celular, sin embargo la historia comenzó hace más de dos siglos. Por entonces todo el invento se basaba en un descubrimiento que hizo el profesor Schulze en el año 1725 y se basaba en el ennegrecimiento de las sales de plata por medio de la luz. Pero no fue hasta 1823 cuando Nicephores Niepce realiza la primera fotografía conocida.
Ariel Fontana vive en Santa Teresita, es fotógrafo y periodista y le pedimos que nos cuente cómo fueron sus inicios.
“Comencé haciendo un curso muy intenso de fotografía y laboratorio para blanco y negro, en la capital de Salta.
Desde muy adolescente, me gustó sacar fotos, así fue que con mis primeros ahorros compré mi primera cámara. Muchos años después trabajando como ayudante de un fotógrafo, lo cansé tanto con mis preguntas sobre esta bendita profesión, que me mandó directamente a hacer mi primer curso de fotografía a color. Ahí mi entusiasmo fue en ascenso y comencé a dedicarme de lleno a esta profesión.
En la fotografía la búsqueda por un tema siempre es muy amplia cuando la pasión es inquietante.
En ocasiones hice, y lo sigo haciendo, fotos deportivas. Me gusta que un niño se vea en una imagen como un profesional, esto puede incidir mucho en su futuro.
Me gusta las fotos de paisajes, por esta razón compongo mis tomas en exteriores utilizando como fondo la naturaleza.
Hice muchos trabajos publicitarios y otros tantos como fotoperiodista -free lance- con trabajos que han sido publicados en medios nacionales y muchos más en medios locales.
El costo de esta profesión la sostengo con el trabajo social: Comuniones, Quince años, Casamientos y Books.
La fotografía Social me lleva a recorrer parte de mi país y en ocasiones países limítrofes. Los fotógrafos latinos estamos muy bien conceptuados, por nuestra forma de vida, basada en la sencillez y calidez con que nos relacionamos.
En la actualidad trabajo, por la mañana, en el área de Obras Públicas de la Municipalidad La Costa, donde presenté un proyecto para el relevamiento de obras, documentando un antes, un durante y un después. Con el seguimiento fotográfico, no sólo se ven los avances de las mismas, sino que además queda documentado el progreso y el proceso de lo que allí se ha logrado al transformar el espacio.
Mi profesión tiene un amplio espectro laboral que también me permite hacer fotos en las escuelas y jardines, comenzando por el 1er. de clases, fechas patrias, fiestas de egresados en cada uno de los diferentes niveles del sistema educativo.
Una de las herramientas principales en esta profesión es el contacto directo con las personas, esto se lo debo a que soy Comunicador Social, por eso siempre voy a estar agradecido con la extensión de la UNLP de Santa Teresita, donde cursé toda mi carrera.
Quienes piensan que comprándose una cámara y apretando el obturador está listo para salir a fotografiar, lamento decirle que no va a llegar muy lejos. La fotografía es pasión y fascinación al mismo tiempo. Es lograr capturar aquella imagen que el ojo descubre y trasportarla al papel, también es a la vez lograr recrear una obra con lo que tengo frente a mí. Parece complicado, pero no lo es cuando uno enfrenta el desafío de obtener lo que uno quiere o necesita. Para ello es imprescindible, tener un conocimiento de técnicas que son un saber articulado de varias disciplinas.
Hoy los celulares vienen diseñados con cámaras de buena calidad para hacer fotos muy lindas, aunque los entendidos en la materia, aseguran que el celular puede sacar buenas fotos, pero si uno quiere lograr un trabajo de excelencia, debe hacerlo con una cámara adecuada a tal fin. Adhiero a este enunciado, porque sostengo que los celulares jamás podrán igualar la calidad de las cámaras fotográficas.
Esto es lo que caracteriza a un buen profesional.