La piel y el sol (II parte) por Dra Paula Bordello

Los lunares y manchas solares en la piel son pigmentaciones que se van desarrollando a lo largo de los años y que pueden estar relacionados con la exposición al sol, vigilar posibles cambios reduce la posibilidad de desarrollar un carcinoma,  hay que acudir al especialista cuando “cambian, pican y sangran”.

En dermatología se utiliza el método ‘ABCD’ que indica al médico si la mancha o el lunar presenta algún riesgo de desarrollar una patología. A la hora de fijarnos en una mancha, tenemos que estudiar si es asimétrica (A), si presenta bordes (B) irregulares, si su color (C) ha variado y si tiene un diámetro (D) de más de 5-6 milímetros.

Cuando los pacientes consultan por lesiones pigmentadas con características clínicas de malignidad se inicia el protocolo de extirpación quirúrgica y estudio histopatológico. Por ello, el objetivo de los dermatólogos es diagnosticar el tumor pigmentado lo antes posible porque de ello depende la supervivencia del paciente.

El dermatólogo, a través de un dermatoscopio, estudiará los signos de la mancha y determinará si es necesario hacer una biopsia. A nosotros lo que más nos preocupa son las manchas o lesiones pigmentadas que pueden tener potencial maligno como los carcinomas basocelulares pigmentados, o los melanomas; estos últimos a veces, pueden acabar con la vida del paciente.

El perfil de riesgo

Recordemos que las personas de ojos y piel claros, pelo claro, que se quemen con facilidad y no se bronceen, que tengan muchos lunares o que presenten antecedentes familiares de cáncer de piel o melanoma, deben acudir a un dermatólogo cada 6 a 12 meses porque son las que tienen mayor riesgo.

No obstante, en contra de lo que se suele pensar, también desarrollan cáncer de piel las personas con la piel oscura, por lo que es fundamental prestar atención al desarrollo de la mancha y visitar al dermatólogo con regularidad.

Nosotros hablamos de fototipos (hay seis), el fototipo 1 se quema con facilidad y no se broncea y el 6 nunca se quema y siempre se broncea o está bronceado. Es por ello que dependiendo del fototipo que tengamos podremos exponernos más o menos tiempo al sol sin riesgo de quemadura. Debemos saber que el signo clínico que nos indica que la piel está sufriendo por la exposición solar es la quemadura. Para evitar la quemadura solar utilizamos los fotoprotectores.

 

 ¿Cómo evitar lesiones en la piel? 

  Actualmente, para evitar quemarse con el sol en el mercado hay cremas, geles, spray, leches, lociones, emulsiones, con factor solares altos que protegen de la radiación ultravioleta, aunque también es aconsejable el uso de sombreros, gafas de sol y manga larga.

Por último, recuerda que no hay que olvidar tampoco los problemas de envejecimiento de la piel asociados al sol. “Y es que la piel tiene memoria”, lo que explica por qué las personas que se exponen mucho al sol normalmente ven envejecer su piel antes y tienen más posibilidades de desarrollar un cáncer de piel.

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