60º Aniversario del Residencial Gran Lanús, uno de los hoteles pioneros de Santa Teresita – II parte

La calle 32 entrada a la ciudad balnearia …

En esa época la calle era de arena, y según Berta,  para que no volara se fijaba con junco. Éramos pocos los vecinos de la cuadra, estaba el hotel, la farmacia y una inmobiliria de Abel González, el chalet Mi Sueño y estaba en construcción todo lo que después fue la esquina y el hotel Royal. De la vereda de enfrente estaba la familia Brescia que tenían una verdulería más conocida por ”La Piba” y Juan ; la familia Costa que era un matrimonio con una hija y tenían el almacén de ramos generales, donde se juntaba la gente del pueblo a tomar una copa y jugar a algo, cortaban fiambre, vendían carbón y paraba el expreso Buenos Aires. Todo esto en Avda. 32 entre 3 y 4 a 1 cuadra y media del mar. También estaba lo que después fue Hipocampo, cuyo dueño era un señor de apellido Aljaber, que vendía verdura y carbón. Luego lo compraron Pepita y Miguel Palomo con su hija Felisa, en principio vendían artesanías diseñadas por “Pepita” que ella misma hacía con los caracoles que juntaba en la playa y escamas de corvinas, luego abrieron en el local la primera fábrica de Alfajores, se llamaba “Hipocampo”

En ese tiempo Santa Teresita era muy linda, arbolada y definida como pueblo. Cuando llegaba el único micro que entraba por día, los carritos que extraían arena de la playa se lavaban y se usaban como taxi, todos tenían un carrito y un caballo, porque no había otro medio de movilidad.

Cuando llegó el asfalto, los obreros dejaban los materiales sobrantes y entre los vecinos se ayudaban para hacer las veredas. En las décadas de losl ´50, ´60 y 70 el ambiente turístico era muy familiero, quienes visitaban Santa Teresita se quedaban como mínimo 15 días con pensión completa.

Había un camión que entraba y era el proveedor  desde la leche a los zapallitos y para cumplir con el desayuno y las dos comidas diarias, se organizaba un menú para saber que pedir al camión y no repetir los platos, pero cuando el camión no entraba, porque en esa época la ruta era de tierra ( no existía la Interbalnearia) había que improvisar el menú con lo que se tenía. Enfrente el mercadito de Gonzalez, tenía una carnicería atendida por Carlitos Ríos que muchas veces era el salvador para el cambio de menú.

En el hotel se llegó a albergar entre 38 y 41 personas, se trabajaba muy bien. Además los días sábados, la gente que veraneaba en casitas y quería comer afuera, iban al comedor del hotel.

La pesca deportiva un atractivo turístico en pre temporada…

Hasta los años ´70 estaba la pre temporada de pesca, que era la salvadora, continúa relatando Berta, los pocos hotles se llenaban con pescadores que estaban nucleados en Clubes en toda la provincia, venían por lo general los fines de semana y se llevaban todo lo que pescaban, nosotros se los manteníamos en heladeras , con hielo que nos repartía Barberis y Conz de la calle 4. El 12 octubre se empezaba de cero, había que proveerse de comida, ropa de cama, etc. y según la afluencia de turistas, eso  marcaba como sería la temporada alta y entonces nos proveíamos de mercadería  para comenzar la temporada. En esa época lo que se hacía en verano, temporadas muy buenas,  no alcanzaba para sobrevivir todo el invierno, por lo cual nos volvíamos a Lanús y regresábamos en octubre.

Recuerdo que finalmente, en el año 1967 inauguramos en lo que era el comedor del hotel, la pizzería Hoyo 1, con lo cual el Gran Lanús pasó a funcionar como residencial, ya por entonces la gente comenzaba a elegir dónde y qué comer, porque los nuevos hoteles, se construían directamente como “Residenciales” es decir solo para dormir. Con la pizzería fuimos pioneros en poner mesas afuera y también estaba Ricardo Amor con la marisquería en la esquina y enfrente la pizzería La Italiana y se compartía todo. En la pretemporada se hacía una reunión Ricardo Amor, Arístides Dede y el dueño de La Italiana y se fijaban los precios, luego cada uno competía con lo que quería, cantidad o calidad, pero se respetaban los precios y se ayudaban entre sí, si a alguno le faltaba mercadería, por ejemplo, si la Italiana se quedaba sin pre pizzas le dábamos las de Hoyo 1 y si Ricardo Amor se quedaba sin gaseosas, entraba al galpón sin avisar y llevaba lo que necesitaba. No había una competencia desleal. Así fue creciendo Santa Teresita.

Los hijos se suman al trabajo….

Cuando en el año ´81 fallece Arístides, Berta sigue sola hasta que sus hijos Ariel y Silvia, se sumaron a la empresa familiar. Hoy en día (2017) el comedor o pizzeria y el garaje. se modificaron y se alquilan como locales, la familia maneja solamente el hospedaje, que cuenta en este momento con 12 habitaciones, y la parte posterior donde había habitaciones, la convirtieron en su vivienda, sino tendría 15 habitaciones. Tiene el estilo de los antiguos hoteles de Buenos Aires, las habitaciones rodean un jardín central con una parra de uva chinche que hace las veces de techo por donde se filtran los rayos del sol y hay mesas con sillas para los huéspedes que quieren tomar mate o comer algo. Fue diseñado para ser familiar y sumado a que viven sus dueños dentro del hotel y están en contacto con los turistas que se alojan, es lo que le da ese tinte familiar.

 

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