Contar historias de vida relacionadas con un espacio físico que brinda alojamiento a través de 62 largos años, no es una tarea fácil, cuando muchos de sus dueños ya no están entre nosotros, sin embargo quedan pioneros/ras con buena memoria, tal es caso de María Esther Milano y Norberto Stocco, junto a ellos y mis vivencias, reconstruimos la historia de un hotel que actualmente continúa en pie y abierto a los turistas, atendido por el matrimonio Ilsa Manriquez y Eduardo Bones.
Nace “La Vienesa”
En 1948 Carlos Landa y su esposa María, construyeron una gran cocina y 3 habitaciones en la actual calle 3 N º 59 e/ 27 y 28 de Santa Teresita. Eran de origen polaco y el estilo de la vivienda era Vienes, de ahí que la bautizaron “Hostería La Vienesa”. Recuerda María Milano, mas conocida como “Pochi”: “Allí nos albergamos con mis padres y hermanos, cuando todavía era de madera, Don Carlos era muy artesano todo lo había hecho él con sus manos, hasta los pisos eran de madera”
Norberto “Tito” Stocco, recuerda que luego Don Carlos Landa, reconstruye esa vivienda pero de material, con 4 habitaciones mas, conservando el estilo vienes y además tenían un gran jardín con mesas y sillas donde por las mañanas y tarde, servían el té con masas, a lo que Pochi le suma: “Doña María cocinaba como los dioses”.
Luego en el año 1958 Landa decide vender la propiedad y la compra Ernesto Aparicio, quien decidió ampliarla ya que contaba con espacio delante y detrás de la pequeña hostería.
Construye, pero ya no con techos a dos aguas, sino con losa, un gran comedor y cinco habitaciones en el primer piso, mientras que en el fondo del terreno, levanta 3 habitaciones en planta baja y 2 en el primer piso. Don Ernesto, no tenía mucho espíritu hotelero, aunque le cambió el nombre y pasó a llamarlo Hotel “El Molino”, así fue que en 1961 decide venderlo y en 1962 Hugo Chiniellato con su esposa Elsa y su cuñado Sergio Pérez, compran el hotel.
El matrimonio tenía 3 hijos: Antonieta, Hugo y Laura y eran oriundos de Wilde partido de Avellaneda; se radican en Santa Teresita por entonces Partido de Gral. Lavalle. En 1965, nace la cuarta hija ya costera, Adriana.
Hotel El Molino atendido por sus dueños….
Así se decía por entonces, porque de esa manera los turistas sabían que era un alojamiento de ambiente familiero. La familia Chiniellato al año siguiente continúa sola al frente del hotel hasta el año 2005.
En la década del ´60, Siglo XX, no existían ni restaurantes, ni comidas rápidas o casas de comidas para llevar, los turistas se alojaban mínimo 15 días y los hoteles en el hoy Pdo. de La Costa, eran “con pensión completa” es decir, Elsa cocinaba para mediodía y noche; Hugo se ocupaba de la administración y la caldera que proveía agua caliente a todas las habitaciones y Antonieta con tan solo 13 años, se hizo cargo del “comedor” donde se daba almuerzo y cena a 60 personas y a muchos más en los cambios de quincena.
Por las noches no había actividades culturales como ahora, por lo tanto Elsa, joven dueña de 30 años, que sabía tocar el piano y lo conservaba desde su juventud, ella se quitaba el delantal de cocina, se daba un ducha rápida y deleitaba a los clientes con hermosas canciones.
Durante la pre temporada, recibían especialmente contingentes de pescadores, a quienes se les guardaba en una heladera eléctrica llena de hielo, las piezas obtenidas desde la playa o el muelle, durante el fin desmana para que el día lunes los amantes de la pesca se llevaran, los frutos de mar para disfrutar con la familia, ya que las corvinas rubias eran de un importante tamaño.
La ciudad fue creciendo y con el correr de los años, aparecieron los restaurantes, pizzerías, casas de comidas….entonces la familia decidió brindar solo alojamiento en las habitaciones y el comedor se convirtió en “Doña Elsa Comiditas Ricas ”. Don Hugo aprendió el oficio de pizzero y los hijos/jas ayudaban en lo que hacía falta.
Muchos descendientes de aquellos clientes del hotel con pensión completa, hoy recuerdan no solo las comidas sino los postres o pastelitos de Doña Elsa, quien había aprendido el oficio de cocinera de su papá, Don Alberto, el tano calabrés que llegó antes de la primera guerra mundial, como polizonte en un barco, al puerto de Bs. As. en 1912.-
La familia Chiniellato fue quien más tiempo trabajó el Hotel, el hijo varón, Hugo Eugenio, falleció en 1984 y las hijas recorrieron distintos caminos, por eso en Agosto de 2005 venden la propiedad a Eduardo Bones y su Sra Ilsa Manriquez ( Sanrafaelina). Don Hugo, amaba la tierra que lo vio nacer: San Rafael – Mendoza y allí regresaron donde descansan los restos de su hijo.
Laura vive en San Rafael donde nacieron sus hijos: Alejandra, Vanesa, Sebastián y sus 3 nietas: Paulina, Florencia y Lis. Adriana, esta radicada en Santa Clara Pcia. de Bs. As. junto a Daniel y su hija Ailen y ¿Antonieta? bueno a mi ya me conocen, vivo en Santa Teresita tengo una hija: Lucía Guitelman, soy periodista, investigadora y directora de esta revista -gráfica y digital- como del diario “deltuyunoticias”, sería hipócrita de mi parte, no mencionarlo.
Elsa y Hugo, tampoco están entre nosotros, ellos descansan en el cementerio Municipal de La Costa – Santa Clara, pero su espíritu y amor al trabajo como buenos hijos de inmigrantes y peronistas/kirchneristas, como a ellos les gustaba decir, continúan en la descendencia que dejaron.
Es mi deseo que les haya gustado la historia, como la de tantos hoteles que en estos 10 años les vengo contando, obviamente, ésta me toca de cerca, pero lo importante es que Hotel “Jagüel” es uno de los hoteles pioneros y por eso se merece, que Uds. conocieran su origen y trayectoria.