En esta segunda entrega del reportaje al Director de la Comedia Municipal de La Costa, Alejandro Cacciabue, se sumó el actor Pablo Doljanin. Cabe recordar a los lectores/ras que todo el mes de febrero continúan las funciones con entrada libre y gratuita en el Tearo del Sol Chiozza 20147:
* Jueves: 22.30 hs.”Camila”; * Viernes 22.30 hs Show de Humor; * Sábado dos funciones: 22.00 hs y 23.30 hs. “Están bravas las minas hoy, che…”; * Domingo 22.30 hs. “Leche de Cabra”
Pablo Doljanin
Ud. no vive del teatro sin embargo hace muchos años una vez que lo probó no se fue mas ¿porque?
El teatro produce cosas que no producen otras cosas en la vida, esos nervios previos a la salida no te lo produce ninguna tarea, a no equivocarte, a no olvidarte de todo, a no salir, a caerse, a lo que se le ocurra, sólo lo produce el teatro.
En el cine se puede rectificar, Ud. sabe que se han filmado varias películas acá en La Costa, yo he tenido la suerte de trabajar en alguna de ellas como actor, sin hablar, un bolo y ni siquiera pago, de placer. Plaza de Almas, fue una de ellas, yo me tenía que poner un cartel, hombre sándwich, de Carlitos Chaplin y nunca me voy a olvidar las palabras que me dijo, qué bueno es trabajar con actores. Porque todos los que hacían de extras, que llamaban no sabían que tenían que podían o no hacer, no sabían la diferencia, por ahí uno no lo nota porque no hay que hacer nada. Ahí se puede rectificar y decir, otra vez, otra escena, en el teatro no, en el teatro sale lo que sale, por eso es bueno.
Exactamente, cada personaje tiene su verdad, que es lo que nos dice siempre el director, el teatro es verdad, uno tiene que reflejar la realidad y que la gente esté convencida que eso que ve, es lo que está sucediendo y que crea que uno es un cura, un soldado, el personaje que toque hacer.
Pawlovski decía que cuando un actor sube al escenario se despoja de su cuerpo ¿esto le ocurre a Ud. y se transforma en el cuerpo del personaje a interpretar?
No sólo de su cuerpo, sino de su vida, uno entra en la vida de otra persona. Para mí es un cambio que no puede imaginarse. Yo tengo comercio, trabajo en mi comercio, soy siempre yo y no puedo dejar de serlo, pero en el teatro uno se transforma en otro ser.
Su personaje en Camila no es muy lindo ni muy querido, es muy fuerte…
Sí, es fuerte, es lo que uno logra, soy un cura delator, y si me ven así como me lo han dicho, debe ser porque el personaje sale bien, no tiene porque ser muy querido, en otros me han dicho otras cosas.
Dentro de la compañía ¿qué otros personajes interpreta además del de la obra Camila?
Estoy en tres obras, en dos de humor y en “Camila”. “Qué bravas están las minas hoy, che” de los días sábados a las 22 y 23.30 horas, porque hemos tenido éxito, es una obra corta y nos permite hacer eso, vino mucha gente que no podía entrar porque el teatro no es tan grande, pero también hubo veces que nos ha costado llenarlo, esta vez gracias a Dios, tenemos la suerte de que venga gente a vernos y tuvimos que hacer dos funciones el sábado.
Sé que no va a hablar mal de él porque está presente pero ¿Cómo se siente dirigido por Alejandro Cacciabue porque también lo ha dirigido Rubén Spinacci?
Yo estuve poco tiempo con Rubén, pertenecía a otro grupo de teatro que también había surgido de la época de Rubén Spinacci. Hace muchos años, empecé con una suplencia que me habían llamado, porque había dejado de hacer un poco de teatro y me enganché con ellos. Alejandro es un ser especial como para seguir el camino de Rubén, que no todos tienen la capacidad de hacerlo, parece fácil pero no lo es, lo más difícil es dirigir a sus pares. Comparándolo con lo que la gente más conoce que es el fútbol, cuando uno deja de ser futbolista, tiene que dirigir con los que hasta hace poco jugaba y debe dar órdenes y ser de otra forma. Eso es muy difícil de aceptar en el otro, tienen que tener una humildad muy grande para asumir ese rol y dejar que el otro se exprese como corresponde. Puede estar equivocado o no, pero pocos tienen la capacidad para hacer eso, ni asumirlo, no es fácil dirigir a sus pares y ser criticado, vos antes estabas de este lado y ahora te ponés en el otro. Hay que tener mucha capacidad para eso y amar el teatro como lo ama Alejandro, con sus virtudes y defectos, como los tenemos todos. En este país muchas veces no quieren asumir la responsabilidad para el otro, todos tienen derechos pero ninguno, obligaciones.
Alejandro Cacciabue
Alejandro, lo conozco desde hace muchos años, podría decir desde chico, se dedicó al teatro no se por qué, pero ¿alguna vez se imaginó que podría llegar a ser director?
Realmente no, no me imaginé nunca. De hecho cuando se planteó el momento que tuvimos de transición, cuando Rubén Spinacci decide retirarse, se hizo una asamblea y se planteó quien podía aquí o que viniera de otro lugar a dirigir el teatro, para una institución con tanto prestigio que venía logrando Spinacci. Al principio me negué, no quise, porque yo estoy formado como actor y como actor siento que vibro, como actor siento que vivo con cada cosa que hago, con la vehemencia que le pongo a esta disciplina. Esto que voy a decir, quizá no suene tan lindo porque el teatro es terapéutico con el solo hecho de moverse, en nuestro lugar no está destinado como terapéutico como lo hizo Tato Pawlovski, que hacía psicodrama. Nuestra orientación es hacia el espectáculo, hacia lo artístico. Nunca imaginé ocupar este cargo, es un lugar bastante complejo, es bastante difícil, dirigir actores no es nada fácil, es complejo porque hay que lidiar con zonas de los actores que a veces no están resuelta y necesitan estar resueltas para componer determinado personaje.
Una pregunta incómoda ¿hubo gente que cuando lo nombraron director se fue?
Sí, sí, hubo gente que se fue. Tal vez porque han perdido el lugar de la comodidad, el sitio de confort, que también lo perdí obviamente, yo estaba en un sitio de confort donde estaba siendo dirigido y me encantaba hacer personajes, que me ha tocado la dicha o la suerte que en algunos he protagonizado, en otros con personajes alternativos o secundarios, pero siempre a todos los personajes los exprimí. Cuando yo fui nombrado, hubo gente que quizás estaba acostumbrada a escuchar una voz en la dirección y al incorporarse mi presencia como director tal vez no obtenía aquello que ese personaje necesitaba o que aquel actor o actriz necesitara.
Última entrega del reportaje en el próximo número de El turista color digital 17-2-19